Y es posible que como padres sintamos que los estamos perdiendo o que nos encontramos cada día más lejos. Esto puede tener que ver con el propio proceso del adolescente: viven cambios físicos y psicológicos muy importantes, que desestabilizan mucho, sobre todo a nivel emocional y cognitivo. Además sus amigos son el centro de su mundo ahora, la familia, pasa a un segundo plano. Y esto nos desconcierta
Sabemos que nuestros hijos tienen que madurar y que este proceso supone un cambio radical, del funcionamiento infantil al adulto.
Y en el que tendrán que adquirir, tanto criterios personales, que son los que conducen la conducta, como las habilidades necesarias, tanto a nivel personal como social. Esto les facilitará un manejo adecuado del mundo real, un equilibrio personal y una vivencia social plena.
Es un proceso largo y complejo en el que tenemos que acompañarles ¿Cómo podemos como padres, colaborar en este proceso?
Además de predicar con el ejemplo, podemos favorecer algunas de las herramientas fundamentales: